lunes, 16 de mayo de 2011

Heridas de amor

Esto de hacerme el extremo y ergonómico en patines tarde o temprano me la iba a cobrar.
Una pareja arriba de un auto negro tuvo la amabilidad de bajar la ventanilla y decirme "flaco, no se te ve". Esto auguriaba la catásfrofe que se avecinaba.
Me tenía que encontrar con Nacho y me dijo que me esperaba en la puerta de su casa.
Llegue deslizándome por la acera sobre mis dos lineas de ruedas.
Intenté frenar en velocidad con estilo.
La humedad del asfalto me jugó en contra. Terminé en el suelo.
Nacho y su novia Manu fueron espectadores de lujo de dicha caída. Sus risas, y la mía, fueron inevitables.
Luego de este hecho, Nacho me ofreció seguir camino tomado de la puerta del auto, aún con los patines puestos. Acepté sin dudarlo. Una caída no me iba a detener.
Seguí deslizándome por las adoquinadas calles de Villa del Parque sintiéndome como Otto Rocket (úguiti úguiti úgiti) hasta que Manu se separó de nosotros.
Ahí fue cuando decidí mirar mi rodilla izquierda (la cual sentía algo húmeda).
El jean roto no fue la mejor de las señales.
Debajo del pantalón había una grave herida semi-letal.
"LA HERIDA" con dos días de evolución

Una rodilla muy hinchada y la catástrofe de epidermis, pus y sangre que pueden ver arriba fue el resultado de mi mala maniobra.
Poco importó ésto cuando llegamos a lo de Mati, claro.
Porque esa noche fue una noche musical.
Y que noche.

En la actualidad, LA HERIDA se encuentra bajo un estricto tratamiento de "POVI complex®" (versión económica del PERVINOX) y cobertura con gasa.
Te deseamos lo mejor, rodilla izquierda.

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