Suena el celular, lo miro, un número que no tengo agendado.
Atiendo. Digo "hola". No se escucha respuesta. Digo "hola" otra vez. Cortan.
Al ratito vuelve a llamar, pero suena una vez y corta antes de que yo atienda.
Odio esas situaciones con el celular donde te llama alguien que no tenés agendado. La intriga me mata, pero mi orgullo me obliga a tomar la posición de que "si quiere hablar va a volver a llamar".
Dale -8887, da la cara.
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