Ya habiendo transcurrido un 50% de dicho período, tengo ganas de escribir algo.
Frío viernes, día de perros. La primavera no llegó. Ojala fuese siempre 21 de septiembre.
A dormir, hay que trabajar aunque cueste.
El tan ansiado sábado, nada de pensar en el trabajo por dos días.
Había que recargar pilas así que se duerme durante el día. Se sabe que a la noche se viene lo piola.
Durante la semana se decidió que la noche daba para dedicarla a la música.
Luego de un fiasco futbolístico y un inevitable paso por el Mc para degustar una ricas Chicken McNuggets tuve que ducharme y producirme como corresponde. Ropa cómoda, sensación de bienestar con el cuerpo.
Junto con el hielo llegué hasta la música. Gran momento. Con Richard & The Ricos Momentos Orchestra tocamos unos lindos temas para todos los gustos. El Fernando siempre presente, junto al pueblo.
La noche, sentía yo, estaba en pañales. Había que seguirla.
Con la llegada del Sensei Mati seguimos con los chicos hasta ese bar escondido en la manzana. Una Coca, una Space Galaxy y una buena charla de cine (con sketch extenso de Horacio presente) fue el mejor desenlace para la velada.
Como me quedé manija de peli esta cargando algo en Cuevana. Ni a palos llega, maldita internet.
Igual las Chocolinas que me acabo de clavar no tienen nombre. (Sí, Chocolinas)
Mañana me espera un muy buen día también, chic@s.
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