Job

Tardó. Colgué, me dejé estar, lo que quieras. Tardó pero llegó.

A partir de el día de hoy mi firma está estampada en un contrato y me van a pagar por hacer algo durante una determinada cantidad de horas en una determinada franja horaria.

PROSEGUR por acá, ANSES, AFIP y MAPFRE por allá. Un mundo totalmente nuevo en el cual debo haber firmado 20 papeles, escrito mi nombre unas 50 veces, mi DNI unas 37 y otros datos personales unas 14 o 16.

Madrugar como nunca y una hora y pico de viaje cagado de frío (AUSPICIADO POR EL GORRITO) valieron la pena porque a partir de hoy me siento un poco (poquísimo) más útil que ayer.

No se preocupen, no me van a ver arriba de un blindado, adentro de una garita o custodiando un banco. Porque seamos sinceros, ¿a qué ladrón podría ahuyentar mi presencia?

No, nada de eso. Pero es muy probable que los billetes que ustedes, mis millonarios lectores, gasten pasen por mis manos para ser recontados.

Los quiere mucho, Intoche.

SÍ, INTOCHE HABLA EN TERCERA PERSONA!