Cuando uno se encuentra muy necesitado de dormir, se levanta fisurado, patina hasta la cancha de fútbol, juega al fútbol (por más que vayas todo el tiempo al arco), vuelve, cena, se baña, el mismo cuerpo junto con el cerebro te exige dormir aunque sea dos horas para poder seguir soportando el castigo que le aplicás.
Ahora sí, esas dos miseras horas son tan efectivas como una noche de 10 horas de sueño. Descansas lo mismo, incluso soñas. Incluso podes soñar cosas más flasheras e interesantes que en una dormida tradicional.
Recuerdo que un amigo ha planteado que los sueños de las siestas son mejores. Yo no tengo la certeza de que sea así, pero que últimamente estoy soñando copado es una realidad. Siempre se puede meter una mierda indeseable que te da ganas de asesinar a tu propio subconsciente con un nunchaku, pero uno aprende a vivir con el bien y con el mal.
El ying y el yang.
El blanco y el negro.
El blanco y el tinto.
El Batman y el Guasón.
El Montesco y el Capulesco.
El Jacob y el Man in Black.
Dios y el Diablo.
Comunismo y Capitalismo.
Jean y corderoy.
Mc y Burger.
Mac y Windows.
Kristina y Cobos.
River y Boca.
Mosca y Smith.
Vos y yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario