Todo comenzó allá por el, ya lejano, viernes.
Sin dormir, había que ir para Aeroparque. Metrobus + taxi para llegar. El taxista muy buena onda se frustró porque se metió mal por las calles y por el "mal momento" me hizo un descuento de DOS pesos.
Había que hacer tres horas de tiempo hasta que salga el avión. Obvio que si me dormía el mismo se me iba.
Con la Costanera y el río de paisaje y la música en mis oídos pasé el rato.
Sala de preembarque. Ese lugar donde te es imposible no comprar nada. COMPRAR COMPRAR COMPRAR. Creía que podía evitarlo... hasta que vi la oferta en Pringles.
Salta me recibió de noche. Tan igual como siempre.
Comí algo de parrillada que sobró y, todavía sin dormir, me pegué una ducha para encontrarme con los amigos de siempre. La pandilla del básquet. El Colo, Marteeeen y Leao Gilbertao fueron los compadres para la loca noche de CA SI NO.
Creo que no hace falta ni aclarar que con 30 y pico de horas encima sin dormir, mis habilidades para el Blackjack no fueron las mejores. Números rojos.
Pero mi filosofía fue siempre aprovechar el viaje al máximo. El sueño no me podía detener.
Partimos con el ser de cabellos colorados hacia la Balcarce a ver si podíamos acoplarnos en la (discreta) despedida de soltero de mi hermano. Al no encontrar nada interesante terminamos escuchando una buena banda en algún bar de por ahí.
Mi viaje también tenía que aprovecharlo por el lado culinario. Me saqué las ganas y a eso de las 4 y pico de la mañana me clave UN LOMITO DE LA LEGI. Nadie jamás sabrá lo que es un buen lomito hasta que pruebe uno de ahí. El Pela y Tato pueden considerarse afortunados por haberlos probado.
Dormir. Eso que tanto necesitaba. Eso que no hice demasiado esa noche.
La Monumental me recibió con matambre y papas, otra joya que extrañaba.
Más tarde pude salir a andar en bici, como siempre tanto me gustó, escuchando buenas rolas. Igual bajé en picada. Pero subí. Aunque había bajado. No importa.
Pero había que prepararse para el casorio. Hice entrega de todos mis regalos a mi sobrina (quedé como un GE NIO) y me empilché para la velada (ver entrada correspondiente).
Iglesia aburrida. Fiesta descontrolada. Mucha comida y mucho alcohol también.
Al otro día tenía que aprovechar el día. Y en mi situación aprovechar el día era dormir. Dormir hasta las 5.
Y se acabó el viaje. Lo único que me quedó fue dar una vuelta para comprar alfajores para los lectores. Solicítenlos por ventanilla hasta agotar stock.
Solo volviendo como turista puedo sacar una foto así.
El fin.
Cualquier consulta me consultan.
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